Este frágil recipiente lo has vaciado una y otra vez para llenarlo eternamente de vida nueva.
Esta pequeña flauta de caña la has llevado por valles y montañas, soplando a través de ella melodías siempre nuevas...
Tus dones infinitos vienen a mí solamente en mis pequeñas manos.
Pasan los siglos, y tú continúas vertiendo, y todavía hay espacio para llenar.
RABINDRANATH TAGORE
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