martes, 13 de septiembre de 2011

 
 Desde el comienzo de mi vida he buscado tu rostro, pero hoy lo he visto.
Hoy he visto el encanto, la belleza y la insondable gracia de la cara que yo estaba buscando.
Hoy te he encontrado, y todos los que se reían de mi y me despreciaban se lamentan de no haber buscado como yo.
Estoy maravillado por la magnificencia de tu belleza y deseo verte con cien ojos.
Mi corazón se ha quemado con pasión; por siempre ha buscado esta maravillosa belleza que ahora veo.
 
 Estoy avergonzado de llamarle a este amor humano y temeroso de llamarlo divino.
Tu aliento fragante ha llegado como la brisa de la mañana a la quietud del jardín. Has respirado vida nueva dentro de mi, y me he convertido en tu sol y también en tu sombra.
Mi alma grita en éxtasis; cada fibra de mi ser está enamorado de ti.
Tu esplendor ha encendido un fuego en mi corazón y ha hecho radiante la tierra y el cielo.
Mi flecha de amor ha llegado a destino. ahora estoy en la casa de la gracia y mi corazón es lugar de oración.
Rumi, 1207. Poemas

Looking For Your Face -- Rumi

domingo, 11 de septiembre de 2011

ME SOBRA EL CORAZÓN, poema de Miguel Hernández

Me sobra el corazón...


Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato.             

Hoy reverdece aquella espina seca,
hoy es día de llantos de mi reino,
hoy descarga en mi pecho el desaliento
plomo desalentado.             

No puedo con mi estrella.
Y busco la muerte por las manos
mirando con cariño las navajas,
y recuerdo aquel hacha compañera,
y pienso en los más altos campanarios
para un salto mortal serenamente.             

Si no fuera ¿por qué?... no sé por qué,
mi corazón escribiría una postrera carta,
una carta que llevo allí metida,
haría un tintero de mi corazón,
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,
y ahí te quedas, al mundo le diría.             

Yo nací en mala luna.
Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría.             

Un amor me ha dejado con los brazos caídos
y no puedo tenderlos hacia más.
¿No veis mi boca qué desengañada,
qué inconformes mis ojos?             

Cuanto más me contemplo más me aflijo:
cortar este dolor ¿con qué tijeras?             

Ayer, mañana, hoy
padeciendo por todo
mi corazón, pecera melancólica,
penal de ruiseñores moribundos.             

Me sobra corazón.

Hoy, descorazonarme,
yo el más corazonado de los hombres,
y por el más, también el más amargo.             

No sé por qué, no sé por qué ni cómo
me perdono la vida cada día.

 Miguel Hernández