En medio del desorden que deja el abandono, se encontraron. Ella con su desorden; él con el propio, aunque menos evidente.
En el enmarañado tejido que traían, se enredaron gratamente.
Había que retirarse cada uno a su lugar, pillar la punta de hebra, armar bien la madeja y reencontrarse.
Los caminos que se andan separados tienen distinto final y raramente se cruzan nuevamente. Cada uno en su lugar de siempre ha seguido su vida desde el punto en que se retiraron.
Hoy con distinta visión y decisión.
Ella teje cantando.
Él, dicen, se ha vuelto a enredar.
(De las letras que la Paula escribe entre lluvias...)
La Paula me ha hecho pensar que hay encuentros ue son como pequeños actos de una obra de teatro. Nada importante, pero necesarios para confirmar el guión que cada uno de los personajes ha decidido interpretar...pequeñas luces en el telón de fondo...hasta que hay que hacer el inevitable mutis por el foro...
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