jueves, 18 de octubre de 2007

Apuntes para ser leídos por los lobos


El lobo, aparte de su orgullosa altivez, es inteligente, un ser sensible y hermoso con mala fama... Trata de sobrevivir. Y observa al humano: le parece abominable, lleno de maldad, cruel; tanto así que suele utilizar proverbios tales como: "Está oscuro como boca de hombre", para señalar algún peligro nocturno, o "el lobo es el hombre del lobo", cuando este animal llega a ciertos excesos de fiereza semejante a la humana.

René Avilés Fabila



Me gustan los lobos...nada de andar siguiendo al pastor ni obedeciendo al perro ovejero. Un lobo no va ni viene con las palabras altisonantes, no se rinde al halago ni a las amenazas, no va cabeza baja en el rebaño ni se encoge ante la oscuridad. Sabe hablar con la noche...no sobreviven en la lastimosa quejumbre humana de algunos, ni se arrastran en la miseria de los juicios, paradigmas , ¡tan abundantes en la vida de hombres y mujeres!


Herman Hesse, describe con maestría en ese Lobo estepario, leído hace tanto y que siempre se quedó en mi memoria, la esencia del ser lobo...Quizás, no hemos sido justo con ellos...quizás no sabemos valorar su sabiduría innata, esa que le hace intuir que no cualquier humano es digno de su intimidad, de su cercanía...(Salvo Francisco, parece...)


¡Me gustan los lobos! No andan por ahí llorándose la vida, dscalificando aquello que no entienden, provocándose penas innecesarias y culpando a todo el reino animal por su ser inconcluso...La manada le es necesaria pero, quizás, porque han descubierto el secreto de no perturbar la vida del otro y de mantener la autonomía de respirar...cuando eso se quiebra, muestran dientes y garras y saben defender su espacio con fiereza.


Quizás, lo único que necesitan para darnos clases de convivencia, es un gran supermercado donde proveerse de alimentos en forma no violenta.


Insisto, ¡me gustan los lobos! ¡Nada de andar llorándose la vida por cada rincón del planeta!

A lo más, un aullido a la luna, justo al filo de la medianoche...


Marga

3 comentarios:

Traven dijo...

Un aullido a la luna como tu grito, como el grito que yo nunca me atreveré a dar, por ser siempre demasiado tristemente humano.

Margar dijo...

Traven...
hay que atreverse a gritarle a la luna, precisamente al centro de esa soledad que ella tiñe de luz...
Si no lo hacemos, se mueren las palabras y nos ahogan la vida...

Un abrazo amigo y gracias por tu pasar.

Warrior dijo...

Hola Margar
Soy Boris, Ing. de Sistemas de Quito- Ecuador.
Soy un lobo por naturaleza, me gusta su libertad, su insaciable sed de "justicia" y convivencia.
Firmo mis cuentos con ese pseudónimo desde que soy un adolecente, ahora a mis 47 años, considero que es a lo único que he sido fiel y lo seré hasta que muera, hocico al cielo, aullando a la luna, amiga de todas mis batallas
Hasta Pronto